domingo, 6 de abril de 2014

Vivir VIVA

Me enseñaron hace tiempo, que puedo ver en la naturaleza la obra de Dios...
y que Él habla a través de los fenómenos naturales que vivimos y vemos a diario, sólo hay que proponernos trabajar la habilidad y convertir en costumbre cotidiana el VER.
Hoy en mis reflexiones de vida, he caído en la cuenta que desde hace tiempo he dejado que la rutina me atrape de nuevo y estoy viviendo día tras día sin ser consciente de mi misión; al principio entra la culpa, pero luego entiendo, que tal vez es un sano descanso, para reiniciar el ciclo y que como la semilla, tenía que pasar un tiempo recomponiendo mi interior, para emprender de nuevo la batalla; la lucha para alcanzar la luz.
Quizá es el ciclo de las estaciones y la introspección que sugiere el invierno y se reafirma de manera abierta con la temporada de cuaresma, pero está a la vuelta de la esquina la PASCUA FLORIDA, donde ¡hay que resucitar!, florecer y entregar belleza y perfume en retribución a la vida
A partir de este cierre e inicio de ciclo, quiero retomar esta comunicación con ustedes e invitarlos a que con sus comentarios me sigan alimentando, que me encargaré de analizar, reflexionar y digerir todos sus comentarios, para rediseñarlos y regresarles alguna lectura de realimentación.  Formemos una especie de cadena alimenticia; un círculo de retroalimentación, para seguir viviendo VIVOS  

sábado, 21 de abril de 2012

Oración de un padre (y de una madre)

Amables lectores:
El anterior fin de semana ha sido muy nutritivo, ya que participé en el 3er Congreso "Familia a toda prueba" organizado por el Grupo Mamás del Tec, al que me honro en pertenecer.
En una de mis intervenciones, leí la siguiente oración, que creo debemos repetir diariamente y analizar en cada ocasión, como guía para constatar si mis acciones corresponden a los resultados que espero, porque creo firmemente en que Dios es el creador de todas las cosas y él puede concederme lo que pido sin que yo haga nada, pero si le ayudo un poquito, verdaderamente podré decir lo que al final se expresa... estoy satisfecho por lo que he contribuido a formar; Señor, he respondido a la encomienda

Dame Señor...
un hijo que sea lo bastante fuerte para saber cuándo es débil,
y lo bastante valeroso para enfrentarse a sí mismo cuando sienta miedo

Un hijo que sea orgulloso e inflexible en la derrota y humilde y magnánimo en la victoria
Dame un hijo que nunca doble la espalda cuando deba erguir el pecho.

Un hijo que sepa conocerte a Ti... y conocerse a sí mismo, que es la piedra fundamental del conocimiento

Condúcelo te lo ruego, no por el camino cómodo y fácil, sino por el camino áspero, aguijoneado por las dificultades y los retos

Y ahí, déjalo aprender a sostenerse firme en la tempestad, siempre con ideales altos

Un hijo que se domine a sí mismo antes de pretender dominar a los demás; un hijo que avance hacia el futuro, pero que nunca se olvide del pasado.

Y después de lograr todo eso, agrégale te lo suplico, suficiente sentido del humor, de modo que pueda ser serio, sin tomarse a sí mismo demasiado en serio.

Dale humildad para que pueda recordar siempre la sencillez de la verdadera grandeza, la imparcialidad de la verdadera sabiduría y la mansedumbre de la verdadera fuerza.

Entonces yo, su padre/madre, me atreveré a murmurar:  ¡No he vivido en vano!

Reflexión atribuida a Douglas McArthur

lunes, 18 de abril de 2011

La cara que ves en el espejo

18 de abril

El maquillaje más bello de una mujer es la pasión.

Pero los cosméticos son más fáciles de comprar.

Yves Saint Laurent



¿A quién ves cuando miras la cara que aparece en el espejo? ¿Empiezas a ver tu yo auténtico? ¿Comienzas a sentirte más a gusto con el rostro singularmente hermoso que te devuelve la mirada? Espero que así sea. Pero este crecimiento de la propia aceptación y de la estima es lento y muy sutil, especialmente después de años de benévolo descuido.

Uno de los procedimientos para empezar a amar nuestro rostro consiste en realzarlo con maquillaje. En lo que se refiere al maquillaje, he pasado por muchas etapas. Hubo una época, cuando tenía veinte años y pico y trabajaba en el mundo de la moda y en el teatro, en que ni en sueños me hubiera atrevido a salir a la calle sin mi pintura de guerra. Para mí, el maquillaje era una máscara mundana que me daba confianza en mí misma. Luego, después de cumplir los treinta, casarme y tener mi hija, en una época en que pasaba mucho tiempo escribiendo en casa, dejé de usa maquillaje excepto cuando salía de noche con mi marido. Dejar los cosméticos fue un alivio porque me dio la oportunidad de aprender a sentirme a gusto con mis rasgos. El mundo de donde yo procedía era un mundo ensimismado y obsesionado con las apariencias. Ahora empezaba yo a llegar hasta la mujer interior en vez de concentrarme en su envoltura exterior. Pero poco a poco observe una diferencia en la sensación que me producía verme sin maquillaje. Cuando me maquillaba, me gustaba la imagen que veía reflejada en el espejo. Cuando no me maquillaba, raramente me miraba en el espejo. Empecé a darme cuenta de que presentar tu mejor aspecto, trabajar con lo que tienes y utilizar el maquillaje para realzar tu belleza natural no constituían un objetivo tan superficial como pensaba en un principio. El maquillaje era sencillamente un instrumento que me ayudaba a presentar mi mejor aspecto. Y cuando presentaba dicho aspecto me sentía mejor. Y cuando presentaba dicho aspecto me sentía mejor. Y cuando me sentía mejor tenía más energía y hacía más cosas y era más extrovertida. Y cuando hacía más cosas y me relacionaba más con los demás, la gente respondía de manera positiva y mi propia estima iba en aumento. Maquillarme de nuevo señaló el comienzo de un ciclo de autoafirmación y aceptación. Pero fue también algo más importante: el principio de una ceremonia de autonutrición. Empecé a ver que los diez minutos que todas las mañanas dedicaba a realzar mi apariencia para mí misma y no para el mundo eran una forma pequeña, pero importante, de nutrir mi autenticidad. Hasta el ritual de ponerse maquillaje puede ser espiritual cuando sale del corazón.

Cuando hoy te mires al espejo, bendice el rostro que verás en él y píntate un poco los labios.

Sarah Ban Breathnach

El Encanto de la vida simple

Editorial Biblioteca de Bolsillo

España, 2000 pp. 196-198

sábado, 8 de enero de 2011

¿Quién eres tú? --PARA TÍ

La pregunta es: ¿Quién eres tú para ti?


Sí, lo has entendido. No te estoy preguntando, ¿quién eres tú para los demás?, sino ¿quién eres tú para ti mismo?

Supongo que si te pregunto acerca de ¿quién eres tú para los demás?, encontrarás con bastante facilidad una respuesta, sobre todo si concretamos aún más esta pregunta. Por ejemplo, si te preguntas ¿quién eres tú para tu pareja? ¿quién eres tú para cada uno de tus hijos? ¿quién eres tú para tu padre? ¿quién eres tú para tu madre? ¿quién eres tú para cada uno de tus hermanos? ¿quién eres tú para cada uno de tus amigos?; seguro que se te ocurre una respuesta para cada una de estas preguntas.

Pero, ¿tienes una respuesta a la pregunta de quién eres tú para ti?

Si no la tienes, pregúntate ¿por qué no la tengo? Probablemente estás viviendo hacia fuera mucho más que hacia adentro; es decir tu preocupación de vida, incluso del sentido de tu vida, está en manos de los demás y no en la tuya.

Entonces, ¿qué vida estás viviendo? ¿La tuya o la que los demás esperan de ti?
En este último caso, pregúntate acerca de ¿cuántas vidas estás viviendo? ¿Una para tu pareja; otra para tu padre y otra para tu madre; otra para tus hijos; otra para tus hermanos y otra para tus amigos? Estaremos de acuerdo en señalar que cada uno de ellos espera de ti algo distinto por lo que es evidente que tú no puedes contentarlos a todos, y por la misma razón, tampoco estás contentando a ninguno de ellos en particular.

Pero lo peor no es esto. Lo peor es que, al estar viviendo las vidas que los demás esperan de ti, la única vida que no vives es la tuya, y sin vivir la tuya no hay vida. Hay escenario, teatro, personajes, tipos de trama, escenas que no pueden ser auténticas y, al final se va el público y cuando te quedas sólo, finalizada tu actuación, no hay otra cosa que un gran vacío.

Es el vacío de tu alma que siempre está ahí, esperando que un día te acuerdes de ella para mostrarte tu auténtico poder.
Tu alma es tu esencia, es decir tu "auténtico yo". Es el único lugar en el que eres tú mismo, con absoluta independencia respecto de los demás, y curiosamente mientras por primera vez alcanzas esa independencia, experimentas también por primera vez tu unión con todo: no solo con todos los demás sino también con todo lo creado, con la naturaleza entera, porque la misma divinidad que está en tu alma se halla en todo lo que te rodea, y por eso te sientes uno con todo el Universo.

Entonces dime una cosa: ¿cuántas vidas y cuántos personajes representas a diario? ¿Cómo te sientes al finalizar cada una de tus actuaciones? ¿Quién eres?¿Eres ese esposo(a) o amante; o este otro? ¿Eres ese padre o madre; o este otro? ¿Eres es hijo(a) o este otro? ¿Eres ese hermano(a) o este otro? ¿Eres ese amigo(a) o este otro?

¿Te has parado a pensar en la energía que derrochas a diario en cada una de tus actuaciones? ¿Cómo crees que la canalizas si tras tanto esfuerzo nunca estás satisfecho? ¿Qué pasaría si fueras fiel a ti mismo? ¿Qué pasaría si estuvieras en tu propia esencia? ¿Crees que si fueras tú mismo gastarías tanta energía? ¿Cómo crees que la canalizarías y aprovecharías si consiguieras ser tú mismo?

Permíteme ponerte un ejemplo: pensemos en un atleta olímpico especialista en la distancia de 1.500 metros, con grandes posibilidades de medalla de oro. ¿Crees que ese atleta tendría alguna posibilidad de medalla si tuviera que competir en la final olímpica de 100 metros? ¿No estaríamos de acuerdo en pronosticar que en la final olímpica de 100 metros, ese atleta seguramente llegaría el último?

Es curioso. En este ejemplo todo consiste en correr para llegar a una meta pero aún contando para ello con uno de los mejores atletas del mundo sólo se obtendrá el mejor resultado si dicho atleta se alínea con su propia esencia. Es evidente que la esencia de ese atleta en concreto está en la carrera de media o larga distancia pero no en la de spring, por lo que no estar en su esencia le excluye de toda posibilidad y además le impide disfrutar de la carrera, que es lo más importante, porque sólo cuando disfrutamos podemos ganar.

Entonces, ¿qué tipo de atleta eres tú? ¿Cuál es tu esencia? ¿Qué te hace disfrutar? ¿Qué te pone? Si se tratara de un trabajo, ¿qué trabajo te gusta tanto que podrías hacerlo gratis?

¿Cuál es tu verdadera naturaleza? ¿Qué es lo que fluye en ti sin ninguna resistencia? ¿Qué te levantaría todas las mañanas con una enorme sonrisa?

Quizá todas estas preguntas te ayuden a contestarte la pregunta de ¿quién eres tú para ti?

Y te adelanto una cosa: cuando encuentres tu respuesta lo sabrás. Simplemente lo sabrás. Ya no habrá más dudas. Porque cuando estás en tu esencia eres tu propio director de orquesta dirigiendo toda la música que hay en ti, compuesta de todas las notas que componen el Universo; música que ha estado siempre dentro de ti, esperando tu batuta para ser tocada.

Tu música es tu esencia y siempre ha estado en tu interior provista de la más absoluta paciencia, consciente de que debe esperar a ser descubierta por ti para ser tocada. Ella está ahí para ti pero tienes que mirar hacia adentro para encontrarla.

Descubrir tu esencia no tiene límite de edad. Ocurre cuando ocurre y esa magia, sigue siendo magia, aunque lo consigas con ochenta años de edad.

Pero, ¿para qué esperar?

Hazte la pregunta de ¿quién eres tú para ti?, y esta vez escucha tu propia respuesta.

José Planas

sábado, 1 de enero de 2011

Sólo los sueños traen el cambio al mundo

Al inicio de un año "nuevo", me planteo si debo hacer propósitos que tal vez duren lo que las más efimeras ilusiones.
Yo creo que para que sean verdaderamente constructores de una nueva etapa de vida, debo pensar como cuando conocí al programa de -UN DIA A LA VEZ   Hoy tengo frente a mí 24 hermosas y rebosantes horas para SER.
Las ideas que se presenten en mi cabeza y corazón, deberán ser analizadas y plantearme una vez más aquella frase que repito tanto en mis conferencias y cursos --"no se puede llegar a la luna, practicando salto de altura"
Tengo que ser madura y congruente.  También un poco soñadora, porque en los sueños en donde comienzan los grandes cambios del mundo. 
Quiero soñar con una vida nueva que YO pueda comenzar a construir.  Sé que cambiando yo, podrá modificarse mi entorno.  Es de la suma de esfuerzos de donde nacen las transformaciones reales.
Nunca por decreto algo cambia si no es desde la raiz y la raiz somos todos.  Si cada uno de nosotros pone un granito de arena, juntaremos un montón que será increible. Por eso hoy quiero que mi transformación sea un principio de cambio en mí --y se que será en el mundo
Feliz 1.1.11   SOLO POR HOY, me concentraré en cambiar viejas ideas y vicios plasmados en mi alma.

martes, 28 de diciembre de 2010

El Perdón de Fin de Año

1º.- Yo, consciente de mis actos, y asumiendo el control de todo lo que “YO SOY”, borro de mi subconsciente y del registro etérico, todo récord y memoria de cada suceso discordante que haya vivido este año.

2º.- Perdono de todo corazón y olvido para siempre, todo disgusto, agravio, deuda, desamor, irritabilidad, agresión, traición, maledicencia y odio que me haya causado cualquier ser humano, situación o cosa.

3º.- A todos aquellos que se hayan ido de mi lado para otro grupo, trabajo, partido o círculo de amistades, lo suelto y lo dejo ir sin reclamarle nada, dándole la plenitud de mi amor para bendecirlo y prosperarlo donde quiera que se haya ido y donde esté.

4º.- Renuncio con toda la entereza que mi ser tiene a todo apego de objetos, situaciones, posesiones y, sobre todo, personas. Declaro que nada ni nadie me ata a nada, y YO SOY libre, pero completamente y absolutamente libre, para entregarme, ampararme y refugiarme en Dios y sólo Dios, para siempre.

5º.- Borro, borro y borro todo aquello que me haya sucedido en este año que no sea un escalón dentro de mi proceso de ascensión, y hago desaparecer de mi vida todo obstáculo que me impida volar hacia la libertad, que es el estado natural de mi ser.

6º.- Cubro cada segundo, minuto, hora, día, semana y mes de este año que concluye con la brillante y resplandeciente sustancia de la Llama Violeta para borrar toda energía mal calificada, y ahora lo envuelvo todo con la incandescente brillantez del fuego Blanco de la Ascensión.

7º.- Libre de personalidad, ego, pasado, memoria y mal karma, entrego mi Corriente de Vida al Servicio Único de la Luz, para que de ahora en adelante sólo oiga la Luz, sienta la Luz, vea la Luz, saboree la Luz, huela la Luz y piense la Luz, hasta alcanzar la eternidad

Rubén Cedeño


Namaste

sábado, 18 de septiembre de 2010

El hombre que se disfrazó de bailarina

Una fastuosa fiesta se celebraba en la corte real. El monarca esperaba con ansiedad el momento de la danza, pues era muy amante de la misma.



Quedaban unos minutos para que tuviera lugar la representación, cuando la bailarina enfermó de gravedad. No se podía desairar al rey, así que se buscó afanosamente otra bailarina para sustituir a la enferma, pero sucedió que no pudo ser hallada ninguna. El carácter del rey era terrible cuando se enfadaba. ¿Qué se podía hacer?



Uno de los ministros resolvió elegir a uno de los sirvientes y se le ordenó que se disfrazara de bailarina y bailase ante el rey. El sirviente se disfrazó de bailarina, se maquilló minuciosamente y danzó con entusiasmo ante el monarca. El rey, satisfecho, dijo:

- Aunque en algunas actitudes es un poco varonil, se trata de una gran bailarina. Me siento complacido.

La pregunta es: Mientras el sirviente interpretaba a la bailarina, ¿dejó de saber que era un hombre?

Nadie podría contestar, excepto él.

*El Maestro dice: El ser humano común se comporta como si el sirviente se hubiera identificado tanto con su papel que hubiera dejado de saber que era un hombre.

Cuando una persona se identifica con la personalidad y todo lo adquirido, se olvida de su Ser real.

Tomado de “Cuentos Clásicos de la India” recopilados por Ramiro Calle